Existen miles de colores de olores y de sabores. Colores alegres y colores tristes, sin olvidarnos, pues, del color gris. Existen olores fuertes, dulces, suaves, olores que hacen relacionar a las personas, olores que nunca se van, que permanecen contigo eternamente. Existen sabores dulces, tan dulces como ese caramelo maravilloso que pudiste encontrar en esa enorme tienda de chuches, sabores amargos, sabores odiosos, extraordinarios…
Como podemos observar al año existen cuatro estaciones, las cuales van rotando, esas estaciones están llenas de olores, de sabores y de colores.
El otoño tiene su color, ese color que ninguna otra estación tiene, un color marrón, un marrón que hace vivir una estampa impresionarte, la de ver desnudar a los arboles poco a poco, su olor es seco y su sabor peculiar.
El invierno tiene un color entre azul y blanco, su sabor es refrescante, como si te comieras miles de helados en una tarde bochornosa llena de calor. Su olor es agradable, frio.
La primavera tiene un color diferente. Una espectacular mezcla de colores chillones, miles de flores de todos los colores salen a la luz observando su hermosura, su olor es dulce, muy dulce…como cada una de esas flores nacientes.
Y por último el verano, con su color amarillo, amarillo chillón, donde siempre se saca un gran sonrisa para esta estación, su olor es diferente, olor a mar… y su sabor es algo sorprendente, difícil de explicar, asique cuando llegue el verano explícame su sabor con un BESO ENORME, GIGANTESCO LLENO DE COLOR AMARILLO.
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