Y hoy exactamente hoy decidí buscar el botón de “rew” de mi cuerpo. Tras rebobina y rebobinar el botón hizo su parada en el 7 de marzo de 2010.
El día estaba soleado, un sábado con ganas de disfrutar desde el minuto uno de mi amanecer. Tenía un miedo oculto que se envolvía entre miles de nerviosas sonrisas, ya que no sabía que me depararía el final de aquel día.
La noche empezó bien. ¿Nos vamos de fiesta? (me comentaron). Entonces los nervios se fueron acentuando en mi cuerpo. La noche iba viento en popa, muchísimas risas, alcohol, bailes, gente… pensé que iba a ser una noche más. Pero no.
La noche seguía su curso sin ninguna novedad, pero algo dentro de mí me decía que no quedaba tiempo que la noche se iba a acabar. Entonces fue cuando decidí andar por aquellas oscuras calles. Estaba perdida, pues pocas veces había cruzado el umbral de aquel bar.
De repente una señal, miles de flores luchaban contra el frio dela noche, pero allí estaban felices y sonrientes. Nerviosa escogí una flor blanca y mágica la arranque y me la lleve.
Los nervios se iban apoderando cada vez más de mi cuerpo. Cruce el umbral del bar, sin saber que podía pasar, si estarías, o si aceptarías mis disculpas… Lentamente me acerque a ti y te ofrecí esa blanca flor. Tú la aceptas y sonreíste.
Desde ese mismo instante todo empezó a cambiar. De una persona desconocida te convertiste en un persona conocida, de no tener nada en común pasamos a entendernos, los días se nos hacían de noche, y las noches se nos hacían de día…
Y… ¿sabes lo mejor?... Que en ese mismo instante entraste en mi vida para quedarte.
ESTUVE, ESTOY Y ESTARE SIEMPRE…
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