De niña soñaba con cosas imposibles. Cerraba los ojos y me veía muy lejos de allí, haciendo todo lo que hacían las personas que luchaban por sus sueños. En la oscuridad me sentía plena, grande, audaz… pero desde que la luz entraba, me volvía pequeñita.
De mayor soñé con los ojos abiertos. La claridad daba color a mis sueños y me permitían ver las miles de posibilidades que había para que, si quería, los hiciera realidad. Reconozco que me dio miedo, puesto que no sabía que ese mundo existía para mí...
Pero de pronto…lo que soñé se hizo realidad…
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