Tuviste que decirme adiós, calles hundidas a mis pies. Para echarte en falta hasta la muerte. Y yo bailando al ritmo de mis zapatos negros como una veleta fiel al viento Corazón de tango tengo el cuerpo de jota y soy, un aprendiz de sinvergüenza En brazos de la soledad vendió su alma al diablo...
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