jueves, 24 de febrero de 2011

Miles de cajas apiladas....


Como todos los días abrir la puerta de mi habitación, pero esta vez me percate de esas cajas de cartón apiladas en una esquina que tenía olvidadas. No me acordaba del contenido de ninguna de ellas y ante mi curiosidad me propuse a abrir la cuarta caja de aquella larga fila.
Fue la cuarta caja la elegida, no la segunda ni la última, sino la cuarta. Al abrir lentamente aquella caja, me sorprendió su contenido, tenía miles de libros. Empecé a recordar en que momento había leído cada uno de aquellos libros. Al coger el último recordé que era un regalo. Decidí abrirlo y encontré una dedicatoria especial y sonreí…
Seguí pasando y pasando las páginas de aquel libro cuando de repente encontré una flor. Estaba seca, y su color había desaparecido y entonces y sonreí…
Recordé el momento en el que te regale aquella primera flor y volví a sonreí…

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