Las despedidas no me gustan, es más nunca me han gustado. Siempre he querido evitarlas con un “mañana nos vemos” y una gran sonrisa. Aunque cuando doy tres la sensación cambia. Muchas veces esa sensación la muestro sin querer… El estómago se me hace una especie de nudo, igual que el que hace un marinero para anclar su barco, Mis ojos empiezan a brillar cual piedra preciosa y las lágrimas caen velozmente a través de mis ojos…
Y no, no es un lloro de tristeza, es un lloro de alegría. De haber podido disfrutar de muchos momentos, miles de aventuras, miles de conversaciones…
Un hasta luego lleno de sonrisas, lagrimas, abrazos y besos es una sensación especial…
Y yo te invito a que la sientas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario